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domingo, 4 de diciembre de 2011

Violencia Silenciosa: extras capítulo 25

Miró un poco más allá y se encontró con el protagonista de aquella decoración, un piano vertical de estudio marca Yamaha de madera en tonalidad caoba pulcramente lustrada y una partitura abierta en su atril. Sin poder evitarlo caminó hasta el instrumento, maravillada, y ahí lo miró un momento y pasó su mano de forma delicada por la cubierta.


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- Esto es para ti, Bella, eres mi musa y no concibo que lo escuches desde otra parte – argumentó y se volvió hacia el piano, irguiéndose y tomando la postura adecuada para comenzar a tocar.


Al primer acorde ella dejó de respirar y cree que se mantuvo así al menos los primeros treinta segundos, escuchando atenta aquella melancólica cadencia de agudos, reconociendo muy poco de su canción favorita y mucho de los sentimientos de Edward puestos en ello.

Después de una casi imperceptible nota en falso que se coló, comenzó a reconocer algunos acordes, aunque siempre acompañados de unas sublimes entrelíneas que intentaban tomar la iniciativa y hacerse escuchar.

Se sintió pequeña, pero llena de dicha, porque Edward tenía razón y lo que sonaba era un pedazo de ella, de él y de los dos, juntos, como siempre tendría que ser.

Ella intentó seguir la partitura a su lado, no obstante los ojos se le comenzaron a aguar y las primeras lágrimas comenzaron a caer sin vergüenza, porque no eran más que la expresión máxima de la felicidad que sentía.

Desvió su mirada hacia él y por fin lo vio en todo su esplendor: su ceño un poco fruncido, sus ojos cerrados y una sonrisa cálida en los labios lo acompañaban junto al vaivén que la música producía a su cuerpo. La melodía se convirtió en un invitado de fondo, porque el espectáculo de ver a Edward moviendo sus expertos dedos sobre las teclas era mucho más envolvente como para centrar su atención en otra cosa.

Cuando sonó el último acorde y el lugar fue inundado por el silencio, ella lloraba quejumbrosamente, amortiguando un poco el sonido con su mano, sintiéndose la persona más afortunada y feliz del planeta Tierra y del universo entero.
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Cuando finalmente pudo abrir el regalo – después de incluso cortarse el dedo –, su corazón se detuvo al observar su propio perfil dibujado en la tapa de lo que parecía un joyero o una caja musical alargada de color blanco

- ¿Soy yo? – Preguntó aturdida. Él sonrió y le guiñó un ojo a modo de afirmación – pero, cómo, cuándo… – cuestionó observándolo descolocada y luego volviendo a mirar aquel dibujo, donde ella estaba de perfil, casi de espaldas, con una coleta sujetando en alto su cabello y algunos mechones sueltos a un lado, dejando ver solo su barbilla delgada y su cuello esbelto. También podía apreciarse su torso cubierto por una blusa azul. Sonrió ante la forma perfecta en que la detallo.

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La música indundaba la residencia Cullen una vez más. Alice escuchaba fascinada aquella pura e inocente muestra de amor de su hermano hacia Bella.

La melodía anterior se le había hecho familiar, pero no había descifrado muy bien por qué, sin embargo lo que empezaba a escucharse en ese momento la hizo sonreír: Balada para un loco de Astor Piazzola le recordaban al único momento en el que fue plena: su baile de graduación, donde algo borracha se había atrevido a besar a Jasper y aunque no recordaba muy bien como había sido, recordaba qué canción sonaba y lo calmada y libre que se sintió en ese momento.



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- Se nota que Edward está enamorado – se sobresaltó al escuchar la voz de Jasper, pues creía que se había ido a la hostal con sus padres.

Nerviosa observó cómo él se sentaba a su lado y pasaba distraído un brazo por sus hombros, ajeno a lo que ese simple gesto provocaba en ella.

Se quedaron en silencio escuchando la música por algunos segundos

- Creí que te habías ido – murmuró haciéndose la distraída, acariciando su panza para calmarse.

- No quedaban más habitaciones en la hostal y Esme dijo que podía quedarme aquí, en la habitación de Emmet – justificó, quedándose en silencio por un instante – ¿Cómo estás, cariño? – preguntó y ella sonrió imperceptiblemente ante la preocupación.

- Sobrevivo – respondió aprensiva y sin mirarle –, si no fuera por el embarazo, creo que hubiese muerto ya – Jasper respiró profundo y se acercó algunos centímetros más a ella.

- ¿Te acuerdas de esa melodía? – ella sonrió y asintió asombrada y, al mismo tiempo, avergonzada de que él la recordase también – creo que nunca he sido más feliz en la vida – volteó la cabeza asustada y le miró con los ojos bien abiertos, respirando entrecortado.

- No me digas esas cosas – suplicó en un susurro lastimero.

- Puedo callarlo, pero en el fondo sabes que siempre te he querido más que como una amiga…-

- Shh – puso su mano en la boca de él y le miró suplicante con lágrimas en los ojos. No quería escucharle, ella estaba sucia, rota y además cargaba con un hijo, en cambio Jasper tenía una vida por delante, tenía derecho a enamorarse de una buena mujer.

- Por qué nunca me has dejado quererte, Alice – tragó grueso para evitar ponerse a llorar como una niña; la voz de Jasper sonaba atormentada, cansada y eso le dolía más que cualquier otra cosa.

- ¡¿Es que acaso no me ves? – Levantó la voz, pero salió entrecortada debido a la angustia – soy una maldita adicta con abstinencia, vomito todo el día, sufro crisis de pánico al menos una vez por semana y además estoy embarazada con peligro constante de pérdida. ¿De verdad quieres cargar con alguien como yo? – En ese momento la pena se materializó y comenzó a sollozar mientras hablaba – Sabes que lo único que me mantiene en pie es la ilusión de tener a mi hijo en brazos, sano y salvo – su voz se fue perdiendo, así como las lágrimas ganaban terreno.

3 comentarios:

  1. olaaaaaaa me a encantado tu historia espero q la sigas..dvrdd es ta lindo *-*..saludos ^^
    evelyn

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  2. ola me la e pasado leyendo esta historia y me gustaria q la sigas escribiendo, dvrdd esta fantastico....soy d peru y espero q pongas otro capitulo,saludos
    te segui en twitter como @evevp iapp...=)
    ATT: evelyn

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Disclaimer

Los personajes no me pertenecen, son propiedad intelectual de Stephenie Meyer.
Las historias son mías o aclararé cuando no sea así, y todas están protegidas por Safe creative.
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VEROTA
Chilena de 23 años, estudiante de Ingeniería Ambiental y contadora de historias en su escaso tiempo libre. Filosófica, pensadora compulsiva y atea. Amante apasionada de la música, los libros, además de todo lo que tenga relación con The Beatles. Obsesionada con los 60's: Paz, Amor, Revolución!

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