Siete de la tarde, madre e hija entran a un pintoresco restaurante con motivos marineros en la costa de Long Beach. Carlisle les hace una seña y Renée vocifera un saludo que hace voltear hacia ellas a todos los comensales. La madre avanza a pasos rápidos, Isabella se queda un poco más atrás sopesando las opciones.
Carlisle no parece defraudado cuando observa el atuendo de su madre: un camisón largo y ancho de color rojo y un par de sandalias hechas de lona y paja del mismo color. Él sigue llevando la playera con el logo de The dark side of the moon, solo que sobre está se ha puesto una camisa roja escocesa.
Ve como Renée y él se saludan y decide que ya es hora de acercarse. Cuando está ya frente a la mesa nota la presencia de un joven sentado frente a la mesa con cara de aburrimiento. —Isabella —saluda Carlisle tomando su mano para ayudarla a sentarse al lado del chico—. Este es mi hijo...
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