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miércoles, 18 de enero de 2012

Violencia Silenciosa: Extras Cap. 27

Las celebraciones de fin de año habían pasado y sin darse cuenta ya estaban a mediados de Enero… uno de los más fríos y extraños que le había tocado vivir.

Edward tuvo que regresar al instituto, también comenzó a asistir a clases de piano – tres veces a la semana - a la casa de un eximio pianista jubilado en Port Angeles… sus visitas a la residencia Swan se limitaron a los fines de semana y algunas horas intermitentes entre semana que le sabían a nada.

Por consiguiente, ella nuevamente volvió a pasar días enteros encerrada en su estudio, a veces dibujando, otras veces simplemente escuchando una y otra vez la melodía de su caja de música; también había ido a una nueva sesión con su sicóloga, quien parecía tener cada vez más preguntas para ella, acercándose más al centro de aquel círculo en el que constantemente giraban sus miedos.

- Sé que estás guardando algo de lo que es muy difícil hablar, pero que es aún más difícil de superar; si no cooperas conmigo no es mucho más lo que puedo hacer. Estás mejor, Bella, sin embargo si no exteriorizas tus miedos, cualquier problema puede gatillar en ti un nuevo episodio de introspección y pesimismo, que con tus antecedentes puede terminar mal. Le temes demasiado a lo que pueda ocurrirles a quienes amas y necesito saber por qué; no es común que creas que cualquier cosa fuera de lugar vaya a terminar en una tragedia.

No podía hablarlo con Rosemary; si alguien debía saber primero todo aquello, ese era Edward, mas no estaba preparada aún ni siquiera para recodarlo… muchas cosas dolían y otras tantas la harían volver a ese estado de catatonia perpetua.

La sicóloga había entendido, le dijo que quizás necesitarían muchas más sesiones para superar eso, por lo que por el momento estaban abocadas a lo ocurrido con Mike y a intentar demostrar el daño sicológico ocasionado por él, al mantenerla por años en un estado de constante paranoia.

Ese mismo estado, y el hecho de que cada vez que salía de casa sentía como si alguien la observara, la mantenían dentro de su lugar seguro, deseando poder tener a todos sus seres queridos con ella. Temía más por ellos que por su propia vida, pues sabía que Lauren y Mike no se quedarían conformes con cómo se estaban dando las cosas e intentarían presionarla… lo veía venir y sin embargo no podía hacer nada para evitarlo.

Aquellos pensamientos, por supuesto, quedaban guardados en su interior… que ella fuese negativa no le daba derecho a contagiar con ese mal a su madre y a Edward, que al contrario de ella, parecían ser una caja de optimismo con respecto a todo.




/VS/

No sabía cuánto rato había pasado, suponía que bastante porque el cielo empezaba a oscurecerse, por lo que, antes de preocupar a Edward, dio una última mirada a la inmensidad del mar y se devolvió camino a la cabaña.

- ¿Ya te vas, Swan? – Susurró una voz bastante conocida, que obviamente estaba mucho más cerca de lo que la ley le permitía –. Más te vale que no te muevas – dijo entre dientes y un escalofrío le indicó que él se acercaba un poco más, aunque no la tocaba.

- Solo vengo a hacerte una advertencia: Retira la demanda y deja meterme de una vez entre tus bragas… sabes que Cullen pagará si no lo haces y ya sabes que tengo los medios para escaquearme de la ley. No lo repetiré otra vez, a la próxima solo actuaré.

Así como de la nada había aparecido, de la nada Mike Newton se esfumó, sin dejar rastro de que había estado ahí, a centímetros de ella. Su mente, que debería ir a mil por hora, se quedó en blanco y solo podía repetir una y otra vez las palabras dichas por él, augurando lo peor.

No era capaz de moverse, parecía que otra vez el mundo pasaba más rápido de lo que tardaban sus ojos en ajustarse, y no quería eso… no lo quería.

La voz de Edward cerca debería haberla devuelto a la realidad, pero los fantasmas no la querían soltar y solo sus ojos opacados por las lágrimas le decían que seguía viva.

Y ese fue el momento exacto en que finalmente se produjo el vertiginoso descenso que llevaba días esperando, cuando entendió la verdad de que la felicidad no es eterna… y cuando comprobó que su teoría estaba en lo cierto: Un exorcismo apacigua a los fantasmas, pero no es capaz de matarlos a todos.


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Disclaimer

Los personajes no me pertenecen, son propiedad intelectual de Stephenie Meyer.
Las historias son mías o aclararé cuando no sea así, y todas están protegidas por Safe creative.
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VEROTA
Chilena de 23 años, estudiante de Ingeniería Ambiental y contadora de historias en su escaso tiempo libre. Filosófica, pensadora compulsiva y atea. Amante apasionada de la música, los libros, además de todo lo que tenga relación con The Beatles. Obsesionada con los 60's: Paz, Amor, Revolución!

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