Un adelanto del borrador del capítulo 7:
La mujer suspiró, se cerró aún más la bata blanca que llevaba sobre la larga camisola de franela rosa y llenó el hervidor de agua y la puso a calentar. Sacó una tetera de porcelana blanca y le agregó una cucharada de miel y algunas hojas de tilo.
Si se concentraba, podía recordar cuando Bella preparaba la misma infusión, con la dedicación propia de una madre, para dársela a un congestionado Jake que había llegado a casa con escalofríos y deseos de ser mimado.
Aquella vez, la muchacha no quiso separarse de él hasta que la fiebre bajó y, como consecuencia, a los dos días ella estaba en la misma condición. Nunca supo que les pasó para acabar de la forma en que lo hicieron.
El agua hirvió y ella llenó la tetera. Dejó reposar un poco el líquido para que el agua se impregnara de los otros sabores y mientras esperaba decidió que nada perdía con volverlo a intentar.
Tomó el teléfono que estaba al lado de la puerta y discó el número de la casa de Seattle de los Swan. Este año ni siquiera habían llamado para saludar a Bella por su cumpleaños y alguien debía recordarles que seguían teniendo una hija que los necesitaba.
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