- Por qué no la buscas – dijo su hermana desde atrás.
- Ella no me quiere en su vida – se lamentó – fue clara, ella no quiere tener que cargar conmigo y yo lo respeto - tragó el nudo que se formó en su garganta.
Dolía. Cada vez que leía aquella nota la herida volvía a sangrar como recién hecha, pero era lo único real que conservaba de aquellos días, lo único que le recordaba que Bella había sido real, y la conservaría mientras durara esa lenta agonía.
Aquel mes había tratado de hacer otras cosas. Asistía a clases por las mañanas y tocaba el piano por las tardes en un afán de olvidarse de ella. Lamentablemente, bastaba alguna palabra alguna acción involuntaria, propia o de alguien en rededor, para que aquel rostro dulce y esa leve sonrisa temerosa volviesen a su mente de forma nítida y constante.
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