Violencia Silenciosa: Extras capítulo 17

Dos horas después, Bella dormía con un poco más en paz y Renee, sentada de medio lado, acariciaba sus cabellos pensativa. Bella estaba tan perdida, tan falta de esperanza y ella se sentía horrible por haber sido tan ciega y no notarlo cuando el mal era menor.

Con el paso de los años, su hija debería haber sido capaz de superar su dolor, pero al contrario, en dos horas que llevaba ahí, notaba que Bella era presa de un miedo a ser lo que era, y simplemente se había rendido y esperaba derrotada a que la vida sucediese fuera de su alcance.

Se levantó despacio y apagó la luz de la lámpara. Tomó la bandeja con la comida intacta, salió de la habitación en silencio y bajó las escalera sumida en sus pensamientos, pensamientos que iban directamente a la culpabilidad que sentía por ser una pésima madre.

El reloj de la cocina marcaba exactamente las diez de la noche y el servició de la casa ya se había retirado a sus casas o sus habitaciones.

Renee dejó la bandeja en uno de los muebles del centro de la cocina y se quedó pensativa mirando como la lluvia caía, cada vez más tupida, a través de la ventana.

- Señora Swan, debería descansar – interrumpió su ama de llaves.

- No me vas a recriminar nada, Sue – preguntó, casi esperando que Sue le dijera la clase de madre que era.

- Creo que ya su conciencia está haciendo ese trabajo – respondió.

- No me alcanzaran los días para arrepentirme, tampoco para agradecerte lo que has hecho por ella estos años – otra vez las lágrimas se apoderaron de la situación.

Sue no dijo nada. Simplemente se quedó ahí, de pie en la puerta de la cocina.

– Cuando me fui, ella solo estaba ahí, frente a su ventana, sentada, sin hacer nada – siguió hablando, aunque parecía hacerlo con ella misma – no reía, no lloraba. Simplemente estaba. Era como si hubiese creado una muralla aislante y yo creí que realmente no me quería dentro de ella – cerró los ojos para dejar correr las lágrimas que la enceguecían – Pero hoy, se aferró a mí como si tuviese miedo que alguien desde atrás estuviese tirando de ella para que no lo hiciera. Lloró tanto que creí que se secaría entre mis brazos – se estremeció – aún dormida seguía llorando – sacó su cigarrera de cuero negro de la cartera de atrás de sus jeans y en dos segundos tenía un cigarrillo encendido entre sus labios.