- ¿Estas bien, Bella? – preguntó cauteloso desde su posición. Noté, por como batía las pestañas, que estaba aterrado por dentro.
- No lo sé. Ni siquiera sé por qué estoy aquí – respondí sincera.
Observé entonces una de mis manos vendada y algunos retazos de escenas lejanas pasaron por mi mente. Temblé y volví a mirarle.
- Según Jacob, te encontraron en el baño de una casa desangrándote. Tienes cortes profundos en tus piernas y en tu mano derecha – No me gustó como sonó eso, Edward me hablaba como si fuese un paciente y pude ver el reproche en su mirada.
Había sido una irresponsable. Ahora que lo recordaba, la otra noche me había dejado llevar por la ira y el miedo que sentía ante mis sentimientos. Había bebido demasiado, como nunca antes, y me avergoncé por ello.
- Bebiste demasiado, tú hígado indica que estuviste a punto de sufrir un coma etílico –. No pude sostenerle la mirada, me sentía una mierda, alguien indigna de recibir sus consideraciones.
- ¿Quién más lo sabe? – no me interesaba realmente preguntar eso, pero no quería estar en silencio, no con él aquí.
- Rose, Alice y Jasper. Estoy seguro que mi padre llamará más tarde. Quieres que le diga la verdad o que suavice las cosas como lo hice con Jasper – Me entraron unas terribles ganas de llorar, pues a pesar de todo lo que seguramente le hice preocuparse, él seguía aquí acompañándome y ayudándome a llevar esto de la mejor manera.
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