Sé que no tengo perdón, me merezco que un ejercito de neófitos se de un festín conmigo, pero sé que mis lectoras son comprensivas y entenderán que esta mujer ha tenido algunos días difíciles en cuanto a inspiración. Sin embargo, creo que el capítulo al fin está encausado y al menos la mitad está listo. Nos les doy más lata y les dejo un preview del próximo capítulo para que la espera no sea tan larga.
- ¿Estás nerviosa por lo de mañana? – preguntó de pronto, con algo más de seriedad.
Claro, al día siguiente tendría la primera visita a la sicóloga. Ella había querido evitar ese paso, pero la abogada le explicó que el análisis de un profesional ayudaría muchísimo si se iban a juicio. Como se había prometido cooperar, no le quedó más opción; aun así, ella había estado dilatándolo lo más posible.
En su rostro, todavía había señales del ataque de Mike, pero un buen maquillaje ya lograba disimularlo. Sin embargo, la pequeña cicatriz que quedó bajo su labio parecía que se quedaría ahí para recordarle siempre lo que estuvo a punto de suceder. Como por acto reflejo llevó su mano hasta allí y acarició lentamente la marca.
- Un poco – respondió finalmente –, no he tenido buenas experiencias con los sicólogos; además, desde que puse la denuncia que he bloqueado lo ocurrido y mañana otra vez tendré que relatarlo todo – Edward siguió acariciando sus cabellos.
- La primera vez que visité al sicólogo creí que sería una pérdida de tiempo, que nadie podría ayudarme – relató algo más tenso – ¿Sabes qué me ayudó la primera vez? – preguntó mirándola a los ojos. Ella negó –; cerrar los ojos e imaginar que estaba solo en mi cuarto hablando conmigo mismo – él pasó las manos su cara y luego con un solo dedo trazo figuras errantes, haciéndole estremecer.
Ella volvió a cerrar los ojos intentando dejar su mente en blanco, pero no podía evitar pensar en lo que les esperaba. Ella llevaba casi dos semanas sin asomarse por el instituto y Edward no soltaba ni media palabra cuando ella preguntaba por Mike o sus secuaces. Sabía que algo pasaba, pero también comprendía que Edward no quisiera decirle nada.
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